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Volviendo a la parábola del servio explica su significado

14 de junio 1923

“Dios creó al hombre por amor,
y le colocó en tal condición,
que nada podía faltar a su bienestar en la tierra,
hasta que llegase a alcanzar la felicidad eterna,
en la otra vida;
para esto había de someterse
a la divina voluntad,
observando las leyes sabias y suaves,
impuestas por su Creador.”




Mas el hombre, infiel a la ley de Dios, cometió el primer pecado y contrajo así la grave enfermedad que había de conducirle a la muerte. El hombre, es decir, el padre y la madre de toda la humanidad fueron los que pecaron; por consiguiente toda su posteridad se manchó con la misma culpa. El genero humano perdió así el derecho que el mismo Dios le había concedido de poseer la felicidad perfecta en el cielo; en adelante el hombre padecerá, sufrirá, morirá.

Dios no necesita para ser feliz, ni del hombre, ni de sus servicios; se basta así mismo, su gloria es infinita; nada ni nadie puede menoscabarla. Pero infinitamente poderoso, es también infinitamente bueno. ¿Dejará padecer y al fin morir al hombre, creado sólo por amor? Esto no es propio de un Dios: antes al contrario, le dará otra prueba de amor y frente a un mal de tanta gravedad pondrá un remedio infinito.

Una de las Tres Personas de la Santisima Trinidad tomará la naturaleza humana y reparará divinamente el mal ocasionado por el pecado.

El Padre entrega a su Hijo. Este sacrifica su gloria y la compañía de su Padre, descendiendo a la tierra, no en calidad de señor rico, de poderoso, sino en la condición de siervo, de pobre, de niño.

La vida que llevé sobre la tierra, todos la conocéis.

Bien sabéis que desde el primer instante de mi Encarnación me sometí a todas las miserias de la naturaleza humana.

Pasé por toda clase de trabajos y de sufrimientos; desde niño senti el frío, el hambre, el dolor, el cansancio, el peso del trabajo, de la pobreza, de la persecución.

El amor me hizo escoger una vida oscura, como un pobre obrero; más de una vez fui
humilliado, despreciado, tratado con desden, como hijo de un carpintero. Cuántos días, después de soportar una jornada de rudo trabajo, mi padre adoptivo y yo, apenas si teníamos por la noche lo necesario para el sustento! Y así he pasado 30 años!

Mas trade, renunciando a los cuidados de mi Madre, me dediqué a dar a conocer a mi Padre Celestial. A todos enseñé que Dios es Caridad.

Pasaba haciendo el bien a los cuerpos y a las almas.

A los enfermos devolvía la salud, a los muertos la vida. A las almas...Oh, a las almas!... les daba la libertad que habían perdido por el pecado y les abría las puertas de su verdadera y eterna patria, pues se acercaba el momento en que para rescatarlas, el Hijo de Dios iba a dar por ellas su sangre y su vida.
Y ¿Cómo va a morir?... Rodeado de sus discípulos?... ¿Aclamado como bienhechor?... No, almas queridas, ya sabéis que el Hijo de Dios no quiso morir así.

El que venía a darramar amor fue victima del odio. El que venía a dar libertad a los hombres, fue maltratado, calumniado; El que venía a traerles la paz, es blanco de la guerra más encarnizada. Sólo predicó la mutua caridad y muere en cruz entre ladrones. Mírenle pobre, despreciado, desamparado, de todo!

Todo lo ha dado por la salud del hombre!

Así cumplió el fin por el cual dejó voluntariamente la bienaventuranza que gozaba al lado de su Padre. El hombre estaba enfermo y el Hijo de Dios baro hasta el, y no sólo le devolvió la vida por su muerte, sino que le dio también fuerzas y medios con que trabajar y adquirir la fortuna de su eterna felicidad.”

¿CÓMO HA CORRESPONDIDO EL HOMBRE A SEMEJANTE FAVOR? MAS TARDE YO LO DIRÉ.

 
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