Usted está aquí : Home >> Un llamamiento al Amor

Una parabóla

El miércoles, 13 de junio 1923



Hoy, Jesús vuelve a emplear su método de antano; por medio de una parabola va a descubrir al mundo, una vez más, la immensidad de su amor.

Josefa escribe:

Hoy, cuando ha venido Ntro. Señor me ha dicho:

«Quiero que el mundo conozca mi Corazón, quiero que conozcan mi amor. ¿Es que las almas no saben lo que he hecho por ellas?»

Después le ha dictado lo que sigue:


“Un Padre tienía un hijo único:
Ricos, poderosos, vivían rodeados de servidores, de bienestar; perfectamente dichosos, de nada ni de nadie necesitaban para acrecentar su felicidad; el Padre era la felicidad de su hijo y este la de su padre. Ambos tenían corazón noble, caritativos sentimientos: la menor miseria les movia a compasion.

Entre los servidores de este bondadoso señor, uno se enfermó gravenente, y estaba a punto de morir, si no se le atendía con remedios enérgicos y con asiduos cuidados.

Mas el servidor era pobre y vivía solo. ¿Qué hacer ? ¿Dejarle morir? La nobleza de sentimiento del señor no puede concertirlo. ¿Enviará para cuidarle a otro de sus criados? Tampoco estaría tranquilo, porque cuidándole mas por afecto, le faltaran tal vez mil detalles y atenciones que el enfermo necesita.

Compadecido, el padre confía a su hijo su inquietud respecto al pobre enfermo; le dice que con asidua asistencia podría curarse y vivir muchos años aún. El hijo, que ama a su padre y comparte su compasión, se ofrece a cuidar al servidor con esmero sin perdonar trabajo, cansancio ni solicitud, con tal de conseguir su curacion.

El Padre acepta; sacrifica la compañía de su hijo y éste las caricias de su padre y, convirtiéndose en siervo, se consagra a la asistencia del que es verdaderamente su servidor. Prodigale mil cuidados, y atenciones, le provee de cuanto necesita, no sólo para su curación sino aún para su bienestar, de suerte que, al cabo de algun tiempo, el enfermo recobra la salud.

Penetrado de admiración por cuanto su señor ha hecho por él, el servidor pregunta de qué manera podría demostrarle su agradecimiento.
El hijo le aconseja se presente a su Padre, y ya que está curado, se ofrezca de nuevo a El, como uno de sus más fieles servidores.

Así lo hace, y reconociéndose su deudor, emplea cuantos medios están a su alcance, para publicar la caridad de su senor; más aún, se ofrece a servirles sin intéres, pues sabe que no necesita ser retribuído como criado, el que es atendido y tratado como hijo."

“Esta parábola es palida figura del amor que mi Corazón siente por las almas y de la correspondencia que espero de ellas."

"La explicaré poco a poco, pues quiero que todos conozcan los sentimientos de mi Corazón."

 
Plan du site   Haut de page